Archivos Mensuales: febrero 2011

¿Y tú «qué estás haciendo»?

Estándar

El día de ayer llegó a mi cuenta de correo una carta abierta al Presidente de la Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH), Dr. Raúl Plascencia Villanueva, firmada por la Dra. Alicia Elena Pérez Duarte y Noroña, investigadora en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, en donde cuestiona duramente la gestión y la falta de compromiso del presidente de la CNDH para vigilar y proteger efectivamente los derechos humanos. En particular, la investigadora reprocha la falta de responsabilidad que tuvo el actual Ombudsman al no pronunciarse ni asumir posición alguna en relación con el despido de la periodista Carmen Aristegui, el cual se dió en circunstancias que sugerían un vergonzoso e inaceptable acto de censura orquestado por la Presidencia de la República. También alude a la manera sistemática en que las autoridades encargadas de la procuración de justicia presentan a los detenidos y los exhiben en los medios sin importar si realmente son culpables, vulnerando así su elemental derecho al debido proceso y a la presunción de inocencia. Esto, a propósito del reciente documental sobre el sistema de «fabricación» de justicia expuesto en «Presunto Culpable«… Y frente a estos graves temas de violación de derechos humanos –pregunta Pérez Duarte a Plascencia Villanueva– «[tú] ¿qué estás haciendo?».

Más allá del razonable interés profesional que pudiera tener la Dra. Alicia Elena por relevar en el cargo al Ombudsman nacional, es interesante reflexionar sobre los temas que está poniendo en la mesa de discusión. Desde luego, como ciudadano cualquiera hubiera esperado una participación más decidida y contundente de la CNDH para atender e investigar los casos que menciona la carta ─así como muchos otros no mencionados pero que bien podríamos añadir (como el de la militarización del país)─. ¿Pero por qué el Ombudsman no funciona como esperamos? ¿Qué clase de intereses impiden al Ombudsman una actuación más independiente? ¿Acaso es un asunto de personas, de su capacitación? ¿Bastaría con remover del cargo al Dr. Plascencia Villanueva para aspirar a un mejor funcionamiento de la CNDH? ¿Es eso lo que está pidiendo Pérez Duarte? ¿O más bien es un problema de falta de autonomía política de la CNDH, debido a que los partidos políticos, a través de los legisladores, controlan y definen el perfil y la afinidad ideológica de los funcionarios que presiden las comisiones y sus consejos consultivos? Si esto último fuera el caso, ¿podríamos superar el problema con una reforma institucional que organice un proceso de selección más imparcial, para que las personas que ocupen esos cargos desempeñen sus actividades con mayor independencia? ¿Se trata pues de un problema de las personas que ocupan el cargo (de su falta de valentía, competencia y determinación para vigilar el poder público)? ¿O un problema orgánico de las leyes (del mal diseño institucional que refrena un mejor funcionamiento de este organismo)?

No creo que haya una fórmula única para resolver la falta de eficacia de la CNDH. Probablemente habrá que poner atención tanto en el aspecto de las personas como en el de las leyes. Pero además, con independencia de esos cambios, me parece también indispensable trasladar la discusión de este tema a un ámbito ciudadano. Muchas personas coinciden en que la transformación de las instituciones no podrá lograrse si ésta no incluye la participación ciudadana. Por ello considero justificado y oportuno el cuestionamiento de la Dra. Pérez Duarte, así como su llamado a que la gestión del Ombudsman sea discutida en cualquier espacio, por más modesto que éste sea. Y no tanto por lograr la dimisión del Dr. Plascencia –creo que sería un error convertir esto en un asunto personal–. Más bien, por el aprendizaje que puedan dejarnos estas reflexiones. En ese sentido, la idea de organizar «observatorios ciudadanos» podría contribuir a alcanzar mejores resultados en materia de derechos humanos, puesto que implica la fuerza de una sociedad civil organizada.

Por esta razón cabe resaltar, finalmente, el membrete que aparece en la carta de la Dra. Pérez Duarte, «No + sangre»; un movimiento que también le apuesta al poder ciudadano.